Justificación
Nuestros alumnos y alumnas contemplan cada día en los medios de comunicación noticias sobre sucesos y actos de intolerancia: acoso escolar (desde el simple insulto a la agresión pasando por la exclusión o el aislamiento), delitos de odio paralelos al crecimiento del movimiento neonazi en Europa, peleas y disturbios en campos deportivos entre jugadores o familiares, agresiones hacia LGTBI, asesinatos de mujeres a mano de sus parejas, ataques a indigentes, actitudes de rechazo y odio hacia personas por su condición social, cultural, sexual, religiosa, lingüística… Todo ello conforma un conglomerado de violaciones de los Derechos Humanos. Estas manifestaciones de intolerancia nos muestran comportamientos que discriminan, hostigan, segregan, agreden, incitan al odio o practican la violencia hacia grupos, minorías o personas por el hecho de ser, pensar o actuar de modo diferente.
Desde la escuela vemos la "diversidad" como un valor enriquecedor por lo que optamos por educar en la diversidad, desde la diversidad y para la diversidad.
La INTOLERANCIA es uno de los grandes desafíos sociales y educativos al que debemos hacer frente en este siglo XXI. No es un problema sencillo. Tiene muchas caras: ética, social, educativa y política y como tal constituye un problema generado y alimentado por diversos factores: estructurales, económicos, ideológicos, culturales, educativos... ante los cuales la escuela debe dar una respuesta.
Pero, la intolerancia no es un fenómeno genético, no se nace intolerante o tolerante, por el contrario estos comportamientos se aprenden y desarrollan en el proceso de socialización de la persona. Lo que significa que podemos intervenir. Y la escuela es, ante todo, un instrumento de transformación social.
Los niños necesitan interactuar y cooperar con personas distintas a ellos con el objeto de aprender a convivir en un mundo diverso. La igualdad, la tolerancia y la empatía deben considerarse valores prioritarios de enseñanza dentro de la escuela y la familia. La tolerancia fomenta el diálogo y la comunicación. La tolerancia permite vivir con los demás y aceptar las diferencias. Ser tolerante con los demás significa, además, aprender a ser tolerante con uno mismo.
Hay dos aspectos esenciales para trabajar la tolerancia: el conflicto y la participación. Todas las tareas van encaminadas hacia esa meta. El conflicto como una oportunidad para aprender y la participación como una oportunidad para modificar nuestra respuesta ante los conflictos. El conflicto se va a tratar como un elemento positivo, enriquecedor, natural e inherente a cualquier relación interpersonal; de ahí que la gestión adecuada del mismo permita mejorar el clima del aula y del centro.
Así, el objetivo primordial de la educación para la tolerancia es la apreciación y el respeto hacia la dignidad humana y la integridad de todas las personas. En esto reside el valor esencial de toda teoría de los derechos humanos y de las pautas internacionales en la materia. Ese objetivo es el principal motor de los esfuerzos para lograr una Educación para la Paz, en definitiva, la base de cualquier acción educativa.
El acoso escolar requiere una actuación inmediata y decidida por parte de la Comunidad Educativa en su conjunto. Una actuación que no ha de afectar solo al alumnado acosado, sino también al acosador, sin olvidarse de las personas que observan el hecho. Cada persona puede marcar la diferencia. Ese lema constituye una de las soluciones al problema del acoso escolar (muy unido hoy día al uso de las nuevas tecnologías o ciberacoso).
Una de las funciones esenciales de la escuela es el desarrollo de la madurez y autonomía personales en el alumnado y la capacitación para ser un ciudadano crítico y democrático en sociedad. Para alcanzar estos objetivos, la escuela puede generar espacios educativos de gran valor a través de la participación del alumnado, vía para educar una responsabilidad social que pasa por la autonomía y la responsabilidad individuales. Una de nuestras tareas va dirigida a promover la participación real del alumnado en los asuntos que les conciernen, aprovechando el Día Mundial de los Derechos de la Infancia:
El artículo 1º de la Declaración de los Derechos Humanos dice “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y , dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Y en su artículo 26.2: “ La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos…”
En definitiva, el rechazo a la diversidad y pluralidad alimentan el odio, la discriminación y la violencia hacia los diferentes. Ante el racismo, la xenofobia, el fanatismo, el machismo y la violencia contra la mujer, la homofobia, la discriminación, la incitación al odio, la islamofobia, el antisemitismo… y todas la formas y expresiones de intolerancia, la escuela no puede permanecer neutral.
Este proyecto es un proyecto ambicioso. Incluye varias actuaciones en distintos sentidos pero que confluyen en un mismo objetivo: la educación contra la intolerancia y la necesidad de que cada persona rechace en conciencia cualquier acto contra la diversidad y la convivencia pacífica y democrática.
El título del proyecto "Cada persona puede marcar la diferencia" hace referencia a la importancia de la actuación individual:
- ante la multiplicación de casos de acoso escolar y la alarma social que ha despertado, el papel de los "espectadores" es de vital importancia, siendo una clave en la posible solución del conflicto. Los espectadores son testigos directos pero no permanecen indemnes ante los hechos. Las agresiones sufridas por compañeros suponen un aprendizaje erróneo de comportamientos indeseables y un refuerzo negativo y, lo peor, un modelo para valorar como válida la conducta agresiva. Debemos promover actitudes que eviten el silencio cómplice y la pasividad ante situaciones injustas y concienciar a nuestros alumnos/as de la importancia de su testimonio, de la necesidad de buscar ayuda y de ponerse en el lugar del otro. La campaña iniciada últimamente, muy popular entre los escolares ("Se buscan valientes", del cantante El Langui) hace hincapié en el papel de los testigos.
- Ante la llegada a Europa de millones de personas que huyen de la guerra y la violencia y buscan refugio lejos de sus hogares, hay personas que pueden marcar la diferencia. Miles de voluntarios, como los de la ONG Proactiva Open Arms, dedican su vida (su trabajo, su tiempo, su dinero...) a ayudar a los demás, a salvar vidas de hombres, mujeres y niños indefensos; a difundir y dar a conocer lo que está pasando en las costas del Mediterráneo, un mar donde mueren cada semana cientos de seres humanos.
- ante los terribles sucesos del Holocausto, hubo un grupo de personas que pueden servirnos de ejemplo: los Justos entre las Naciones. Poniendo en peligro sus propias vidas fueron capaces de elegir la opción correcta y poner por encima de todo los valores humanos. Personas de todas las condiciones sociales, desde aristócratas o diplomáticos hasta humildes campesinos; desde maestros, médicos o enfermeras, hasta un director de un zoológico o el propietario de un circo ; desde cristianos hasta musulmanes o agnósticos o ateos; personas de todas las nacionalidades. Ellos nos demuestran que "cada persona puede marcar la diferencia": miles de judíos fueron salvados por personas anónimas ocultándoles en sus propias casas, mediante falsificación de documentación o identidades; ayudándoles a fugarse o a trasladarse de forma clandestina o salvando a los más desprotegidos, a los niños.
Se trata de un proyecto multidisciplinar o multicompetencial, abordándolo desde distintas áreas de la Educación Primaria e integrándolo perfectamente en el currículo escolar de la etapa.